viernes, 3 de junio de 2011

CONCLUSIÓN DE LA ASIGNATURA

Una vez llegado a este punto, o sea, al final del curso, tengo que destacar que la asignatura Intervención Educativa sobre Problemas fundamentales de Desadaptación Social me ha servido para incorporar muchos conocimientos nuevos que no conocía sobre los distintos colectivos que existen en la sociedad.

Aunque ha sido mucho trabajo llevar a cabo esta asignatura, ya que el blog me ha supuesto mucho esfuerzo al ser un trabajo continuo, sin poder dejar la realización de entradas para más tarde puesto que si no luego sería imposible cogerle el ritmo y ponerme al día.

Por ello, propongo que en los años posteriores se modifique la estructura de la asignatura, concretamente la del blog y se realicen también trabajos pero en menor cantidad, puesto que quita muchas horas de trabajo y estudio para otras asignaturas.

También, me gustaría mencionar que he aprendido más de lo que pensaba en esta asignatura, aunque he echado de menos interactuar e intervenir con la realidad porque, según mi opinión, es la forma con la que más me emotivo y me da fuerzas para seguir luchando, con el fin de conseguir un puesto laboral donde me sienta cómoda y feliz.

Con respecto a los distintos colectivos, quiero expresar que al conocer un poco más de cada uno de ellos mediante las exposiciones, me he dado cuenta de que me gustaría trabajar con la mayoría de ellos como pueden ser personas mayores; infancia, adolescencia y familias; personas en prisión; personas con problemas de drogadicción; mujeres maltratadas; discapacitados; etc. En cambio, me daría más respeto y me costaría más intervenir con los colectivos como mendigos y enfermos mentales. Pero no los dejo al margen, puesto que si me dan la oportunidad de poder intervenir con ellos lo voy a hacer, ya que pienso que hasta que una persona no interactue con un colectivo no sabrá si está capacitado para trabajar con él o no.

Para concluir, destaco que he aprendido más de lo que pensaba con esta asignatura y por ello, me gustaría que se siguiera impartiendo en la universidad. Además, te ayuda mucho a reflexionar y a concienciarte de que un/a educador/a social debe tener una serie de características y un perfil y que para poder trabajar con los distintos colectivos tienes que tener vocación para el trabajo. Hay que tener en cuenta que vamos a trabajar con personas, no con objetos. Si vemos que no tenemos paciencia, no somos empaticos, tolerantes, etc no podremos desarrollar nuestro trabajo adecuadamente y puede ocurrir que perjudiquemos a los usuarios por nuestra desmotivación.

Así, quiero acabar con una frase de Herbert Spencer que dice: “El objeto de la educación es formar seres aptos para gobernarse a sí mismos, y no para se gobernados por los demás”. Por ello, debemos enseñarles, motivarles, concienciarles, etc de que ellos mismos, con la ayuda de los profesionales como educadores sociales, pueden salir adelante y solucionar sus problemas, ya que con ganas y fuerza de voluntad se consigue TODO.




jueves, 2 de junio de 2011

PERSONAS SIN HOGAR

Para comenzar, esta entrada se centra en el colectivo de personas sin hogar.

Actualmente, cada vez existen más personas en la calle con insuficientes recursos para vivir. Muchos de éstos, afectados por la crisis, no forman parte del grupo de personas sin hogar, pero empiezan a requerir los recursos específicos destinados a éstos. Acuden a albergues, comedores sociales, centros de día y talleres ocupacionales, según expresa el informe “Cáritas ante la crisis”.

Además de estos recursos, aparece un servicio desarrollado en el trabajo de calle en Madrid, Sevilla, Granada y Murcia, que consiste en la preparación de los alimentos que se llevarán a las rutas y, termina con la limpieza en casa de los termos utilizados, que se realizará por turnos.

El café con leche que se ofrece a las personas sin hogar no es más que un pretexto para conversar un rato con ellas y ganarnos su confianza poco a poco, aquí empieza lo más importante del programa. Este servicio se convierte en una estrategia para poder intervenir con ellos y poder tener un primer contacto, con el fin de analizar su realidad social y conocer sus necesidades.

No obstante, necesitan otro servicio, como es el servicio sanitario, puesto que el 66% de las personas que viven en la calle no tienen acceso al sistema de salud y la otra parte reciben una cobertura sanitaria deficiente.

Por ello, pienso que es necesario llamar la atención sobre la situación de vulnerabilidad de las personas que viven en la calle o en infraviviendas, ya que como hemos visto en la asignatura de Salud Pública en el artículo 43 de la Constitución Española de 1978, toda persona tiene el derecho a la protección de la salud. Pero más concretamente lo que hay que reclamar, es el acceso a la salud de estas personas sin hogar porque hoy en día no se respetan muchos de los derechos de los ciudadanos y además, lo que necesitan estas personas son acudir a los centros hospitalarios cuando se encuentren enfermos.

En cuanto a las enfermedades que padecen las personas sin techo y sin hogar, éstas se relacionan con problemas de salud física, abuso de sustancias y problemas de salud mental.

Los hábitos y condiciones de vida del denominado "sinhogarismo" suelen implicar una dieta deficiente, poco descanso, falta de alojamiento y de higiene, lo que debilita el organismo y expone a las personas a un mayor número de focos de infección. La estigmatización, la discriminación, las agresiones que padecen en la calle, el desempleo y la dependencia de sustancias son otras circunstancias que agravan su situación y aumentan la incidencia de enfermedades, mayor en las mujeres (49,8%) que en los hombres (36,4%).

En cuanto a la discriminación y agresión que se produce hacia estas personas sin hogar, destaco que los educadores sociales tenemos un gran trabajo en la sociedad, ya que la principal tarea que tenemos es concienciar a los ciudadanos que todos somos iguales y que si estas personas se encuentran en la calle no es por gusto, sino por cualquier problema personal y social que les esté afectando negativamente en su vida y en la de su familia.

Es esencial tener una actitud empática para comprender la situación de cada persona, porque nunca hay que olvidar que detrás de cada historia vital hay una persona, la cual necesita ayuda y comprensión de los demás para poder reinsertarse en la sociedad y ser una persona “normal” e integrada como lo fue anteriormente.

Para finalizar, expreso que la reinserción de estas personas sin hogar es imprescindible. Asimismo, debemos plantearnos una línea de trabajo en el plano individual para que la persona sin hogar pueda avanzar hacia la máxima normalización posible en su vida, a partir de sus capacidades y su potencial. Para cosechar éxitos en este aspecto individual es muy importante el trato humano, es decir, acoger bien a la persona, ir creando confianza desde una gran proximidad e ir delegándole responsabilidades.

Los profesionales como educadores sociales debemos proponernos unos objetivos a la hora de intervenir con este colectivo. Pero no podemos olvidar que muchas personas tienen algunas recaídas o retrocesos y ésto no nos puede desilusionar, puesto que nunca se debe dar un caso por perdido porque en la vida nos podemos llevar muchas sorpresas.

Por eso, es fundamental ir trabajando los aspectos sencillos de convivencia, que nosotros hemos ido aprendiendo a lo largo de nuestra vida en el entorno más íntimo que ellos no han tenido. Esto significa que tenemos que respetar sus ritmos de aprendizaje. Tener muy claro que mi ritmo no es el de los demás. Es decir, tener una actitud empatica como he mencionado anteriormente. Además, tenemos que ser conscientes de que, al vivir estas personas muchos años de su vida en la calle, no pueden recuperarse en un mes, ni en dos, ni siquiera en un año.

Es necesario crear espacios de convivencia, donde se fomente el respeto y la tolerancia hacia la diferencia. La sociedad no cambia en función de montajes espectaculares. Los grandes cambios sociales han llegado siempre de manera desapercibida a partir de las pequeñas cosas que hace cada uno. Si somos capaces de ir creando un entorno que acepte al otro con la única pretensión de ver una persona, posiblemente con mucho sufrimiento a sus espaldas, contribuiremos a crear espacios de convivencia aptos para todos.