En nuestra sociedad existen muchas personas con problemas de alcoholismo. Éste ocurre cuando una persona muestra signos de adicción física al alcohol (por ejemplo, tolerancia y abstinencia) y continúa bebiendo, a pesar de los problemas con la salud física, la salud mental y las responsabilidades sociales, familiares o laborales. El alcohol puede llegar a dominar la vida y relaciones de la persona.
Asimismo, una de las características más trágicas del alcoholismo es el largo período de tiempo que pasa entre el surgimiento de los problemas de alcohol, su reconocimiento y la decisión de someterse a tratamiento.
Por ello, pienso que cada persona deberá evaluar hasta qué punto tiene control sobre su modo de beber así como cuáles son las consecuencias negativas del mismo antes de proceder a realizar los cambios constructivos que sean necesarios. Esto puede ser difícil puesto que hay varias etapas que son comunes a todas las familias con problemas de alcohol antes de que la persona sea consciente de que su modo de beber le está causando dificultades en su vida.
Entonces, es esencial comprender cómo afectan los pensamientos y sentimientos de la personas alcohólica a los miembros de la familia y cómo hacer frente ante éstos.
La primera etapa correspondería con la Negación del problema de alcohol. Es un periodo en el que el modo de beber de la persona empieza a causar problemas; él/ella o su familiar no son conscientes de esto. El hecho de que vivamos en una sociedad donde muchas personas beben alcohol hace que la negación sea más fácil.
La persona con problemas de alcohol puede decir, “De acuerdo, bebí mucho la noche pasada pero bebí igual que las otras personas que estaban en la fiesta. Yo bebí lo normal”. Los amigos y vecinos tratan de quitarle importancia a la posibilidad de que hay un problema de bebida. Cuántas veces habrás oído decir, “no seas tonto, todo el mundo bebió mucho alguna vez”, o “Si tu fueras un/a alcohólico/a, ¿qué sería yo entonces?”.
Si una persona bebe de modo excesivo, los miembros de la familia pueden justificarlo diciendo que lo hace así porque le ha pasado algo desagradable como: “una discusión con su jefe o un compañero de trabajo, etc.”. Esto puede ser cierto en el sentido de que las crisis pueden disparar la posibilidad de beber, pero existe un punto a partir del cual el beber aumenta todavía más los problemas creando otros nuevos. Una persona con problemas de alcohol debe hacerse responsable de su modo de beber, independientemente de las circunstancias que le lleven a ello.
Los problemas de bebida no son cosa de una noche. En muchos casos, una persona avanza desde un modo de beber social a periodos de intoxicaciones ocasionales hasta llegar un punto en que el alcohol interfiere en la vida de la propia persona. A menudo la familia niega que exista un problema y la necesidad de tratamiento se pospone durante mucho tiempo a causa de las actitudes y creencias que se tienen sobre el alcohol.
La siguiente etapa sería el Reconocimiento y sucede cuando la familia define la conducta de la persona con problemas de alcohol como una conducta que no es normal. De algún modo, la familia está reconociendo que la persona está bebiendo de un modo diferente al de las demás personas. Él/ ella puede que comiencen a beber más a menudo y prestar menos atención a la familia, al trabajo y a sus actividades en general. Comienzan a beber no sólo durante una fiesta sino antes y después de la misma también.
La siguiente fase es la de Enfrentamiento, en la cual los miembros de la familia pueden que traten los efectos del exceso de consumo con el familiar que tenga problemas de alcohol en un intento de hacerle consciente de las complicaciones que tiene con y por la bebida, y de la necesidad de un cambio. Es importante hacer esto de la manera más tranquila y natural posible y recordando las siguientes advertencias:
1. Debe hablarse con la persona en el momento en que esté sobrio o en el que tenga la menor cantidad de alcohol en el cuerpo, por ejemplo a primera hora de la mañana.
2. Resaltar tu preocupación y deseo de ayuda por la persona con problemas de alcohol, poniendo el énfasis en las cosas buenas de las que habéis disfrutado cuando esa persona estaba sobria.
3. Menciona de modo cuidadoso algunas de las consecuencias negativas de la bebida que has visto que le han sucedido, por ejemplo, perder días de trabajo, apartarse de la familia, ser más irritable, no recodar hechos (lagunas de memoria), etc.
4. Menciona que le apoyarás si se decide a asistir a tratamiento.
5. Finalmente recuerda que la decisión de abstenerse de beber sólo depende de la persona con problemas de bebida.
El control, sería la siguiente fase, en donde se intentaría controlar o asumir la responsabilidad del problema de bebida. Al principio las respuestas son muy variadas y los miembros de la familia intentan todo tipo de “recetas caseras” como método para controlar o detener el abuso de alcohol. Poco a poco, la familia siente un mayor temor y frustración. Es posible que los miembros de la familia comiencen a menospreciarse a sí mismo, a sentirse culpables y a temer un posible divorcio. Para evitar las discusiones puede que intenten evitar o proteger a la persona con problemas de alcohol. La familia se siente enfadada y rechazan que estén haciendo un gran esfuerzo y que no valga para nada.
Supervivencia. Se refiere a los intentos que realiza la familia para recuperarse a pesar del problema. Cuando la familia se da cuenta de que sus intentos para hacer frente a los problemas del alcohol han fracaso, se produce la desorganización de la unidad familiar, produciéndose los siguientes cambios:
1. El principal objetivo de la familia es sobrevivir. Las metas de la familia comienzan a cambiar y cansados, ya no intentan que cambie la conducta del bebedor.
2. Los roles o papeles de cada miembro de la unidad familiar comienzan a cambiar. Deben asumir las responsabilidades de enfermo alcohólico. Por Ej.: la esposa debe ser quien consiga sustentar a la familia y también los niños asumen ciertas responsabilidades del hogar. El actuar así refuerza y apoya a la persona bebedora de diversos modos:
a. Le permite evitar las responsabilidades desagradables gracias a la bebida.
b. Las responsabilidades y la presión de los miembros de la familia aumentan, aumentando de este modo la ira y el resentimiento hacia la PPB (Persona con problemas de bebida)
3. Los sentimientos hacia la persona con problemas de alcohol comienzan a cambiar. Los miembros de la familia pierden la preocupación y el respeto hacia esta persona.
La etapa final sería la Aceptación, común en todas las familias con problemas de alcohol. Es cuando el alcohólico acepta que existe un problema y que necesita acudir a tratamiento. Como la familia no sólo está cambiando roles, sino también los sentimientos hacia él/ ella, el bebedor / a se enfrentan con la posibilidad del aislamiento total y del rechazo.
Gracias a todo ello, la situación hace que la negación del problema sea imposible y que la PPB (persona con problemas de bebida) busque ayuda. Si, por otro lado, a la PPB la reorganización familiar le gusta, es decir, piensa “ahora ya nada impedirá que siga bebiendo”, entonces él/ella continuarán bebiendo. Por ello, su posibilidad de recuperación se hace muy difícil pero esta persona puede acabar incluso con mayores pérdidas o volverse aún más recelosos para acudir a tratamiento.
Sin embargo, también esta persona acaba reconociendo que necesita ayuda e iniciar un programa de tratamiento. Así, participa en el programa, donde pasará mucho tiempo dentro de éste, definiendo cómo utilizaba el alcohol y cómo podrá elegir conductas diferentes a las de la bebida para alcanzar los mismos efectos positivos que antes lograba con el alcohol.
El programa de tratamiento que inicia la persona con problemas de alcoholismo es el de actividades asociativas y complementarias al tratamiento de deshabilitación.
Este programa, según Anclaje, tiene varios objetivos como son dar a conocer la problemática del alcohol a la sociedad en general y a las instituciones en particular; concretar una serie de actividades que propicien el encuentro de socios y familiares de enfermos alcohólicos, ayudando con ellas a la concienciación de su realidad y la apertura a nuevas alternativas ajenas al consumo de alcohol y; fomentar el tejido asociativo y sus cualidades.
Así, con en el caso individual de esta persona, los profesionales se propondrán conseguir el segundo objetivo, concretar una serie de actividades que propicien el encuentro de socios y familiares de enfermos alcohólicos, ayudando con ellas a la concienciación de su realidad y la apertura a nuevas alternativas ajenas al consumo de alcohol, puesto que es necesario compartir actividades y experiencias con la familia para que la persona con problemas de alcoholismo se encuentre emotivada a la hora de recuperarse de su enfermedad y llegar a conseguir una vida independizada del alcohol.
Así, para concluir destaco que observo que es necesario en la sociedad una prevención sobre los efectos que provocan las distintas drogas, sobre todo el alcohol, puesto que es la droga que más muerte provoca y en cambio, los ciudadanos la ven como la droga “menos mala y perjudicial”al ser la más consumida de todas.
Entonces, en un primer lugar, de debe intervenir con los padres de los adolescentes, para que le inculquen a sus hijos que las distintas drogas perjudican a la salud y a la vida de la persona y la familia. Así, los niños/as, al ser informados por sus padres y también podría ser por los profesores, reflexionarán y tendrán en mente los consejos que estos agentes socializadores les han difundido.
Con respecto al trabajo que está realizando Anclaje, expreso que los profesionales que participan en esta asociación están poco a poco consiguiendo sus objetivos gracias a sus esfuerzos y participación, tanto del equipo interdisciplinar como de las personas con problemas de alcoholismo y sus familiares.
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