Para comenzar, es importante destacar que la Salud mental involucra un balance en todos los aspectos de la vida: física, mental, emocional y espiritual. Es la habilidad de poder gozar la vida y a la vez de enfrentar los desafíos diarios, ya sea tomando decisiones, lidiando y adaptándose a situaciones difíciles o dialogando, acerca de nuestras necesidades y deseos.
Así como la vida y las circunstancias cambian continuamente, así también nuestro carácter, pensamientos y sentido de bienestar. Es importante encontrar un balance en la vida tanto a través del tiempo como bajo diferentes circunstancias. A veces es natural sentirse desequilibrado, es decir, triste, preocupado, temeroso o sospechoso. Pero este tipo de sentimientos se convierten en problema cuando empiezan a obstaculizar la vida diaria por un prolongado período de tiempo.
En este momento es cuando aparecen los primeros síntomas de una enfermedad mental, los cuales son trastornos del sueño, tristeza, miedo, ansiedad, dificultad para pensar con claridad, conducta agresiva, abuso de sustancias, percepción visual o auditiva de cosas que otras personas no ven u oyen, etc. Estos signos o síntomas pueden variar según cada persona y el grado del trastorno mental.
Por ello, me gustaría exponer un testimonio real, ocurrido a una joven llamada Laura. A esta chica le diagnosticaron esquizofrenia paranoide a los 21 años, al verse en una situación con mucho estrés mientras estudiaba periodismo. Sus padres no sabían lo que me pasaba, la llevaron al hospital donde la ingresaron y diagnosticaron enseguida. Ella recuerda que al poco tiempo de estar allí, era totalmente consciente de dónde estaba y de lo que le pasaba, pero fueron momentos muy duros para ella.
Al final, Laura supo salir adelante con su enfermedad y actualmente, lleva una vida totalmente normal como cualquier persona.
Según la percepción de Laura, piensa que "la enfermedad de esquizofrenia consiste en delirios que aparecen cuando surgen los "brotes", pero que luego con la medicación desaparecen. En esos momentos, no eres consciente de la realidad, te imaginas cosas que no existen, deliras".
"Yo tuve ese primer brote, pero como con la medicación se me quitó, los médicos pensaron que era una cosa puntual, y al cabo de un par de años me retiraron todas las medicinas. El resultado fue que a los tres años de haber tenido el primer brote, tuve otro. Fue entonces cuando se dieron cuenta de que tenía la enfermedad de manera crónica, y desde entonces tomo medicación".
"Actualmente solamente sufro ansiedad, dificultades de concentración y de memoria...pero no he vuelto a tener ninguna recaída desde 1992, y me han dicho que probablemente tomando mi medicación ya nunca volveré a tenerla".
Con respecto al trabajo, Laura dice: "Yo estudié periodismo y no he podido trabajar de mi carrera, es una profesión muy estresante y me la desaconsejaron. La realidad es que todo aquello que me produce estrés o que se sale de la rutina me provoca un empeoramiento".
"Laboralmente al principio fue una frustración muy grande, porque yo quería trabajar de lo que era mi vocación. A pesar de esto, he tenido suerte. Me llamaron del INEM para trabajar en la filmoteca como documentalista y más tarde comencé a trabajar en una empresa que gestiona recursos sociales, donde llevo ya nueve años. Lo único que me entristece es que estoy haciendo un trabajo inferior a mis capacidades".
En cuanto a la comunicación con los demás, Laura expresa: "No suelo comentarle a nadie que tengo esta enfermedad, lo sabe mi familia más cercana y poco más. Además, soy de un pueblo pequeño y lo que más miedo le da a mi familia es que se enteren allí de lo que me pasa. La gente del pueblo es muy ignorante y se ríe o no lo acepta".
"De hecho, la primera vez que tuve un brote, recuerdo que en mi pueblo algunos se enteraron porque me vieron muy mal. Cuando mis padres me llevaron allí yo todavía estaba con ideas delirantes y muy medicada. Recuerdo que se reían de mi, me dieron de lado. En aquella época mis amigas no querían que saliera con ellas porque no querían que me vieran con ellas o que los demás supieran lo que me había pasado. Eso no eran amigas".
"Ahora tengo otras amistades desde hace muchos años, pero reconozco que cuando me puse enferma fui yo la que cambió de amigos. No me gustaba el tipo de vida que llevaban. Bebíamos bastante y yo misma decidí cambiar, dejar de beber. Ahora pienso que la decisión fue acertada".
En relación a la medicación, ella comenta:"Antes tomaba mucha medicación con muchos efectos secundarios y estaba bastante mal. Con el tiempo se han ido descubriendo nuevos fármacos y ahora mismo solo me tomo una pastilla (un antipsicótico, la que te impide tener recaídas) y otra que es un ansiolítico. Con eso me mantengo, porque llegué a tomar 11 pastillas diarias".
"Tengo alguna amiga que ha tenido recaídas por no tomarse la medicación, y pienso que son personas que no tienen conciencia de enfermedad. También conozco a muchas que además consumen alcohol y evidentemente están peor de lo que podrían estar".
"Aprovecho para decirle a la gente joven que no consuman drogas ni abusen del alcohol, porque se está demostrando que la gente que consume cannabis o pastillas de éxtasis (no hay que olvidar que las drogas son alucinógenas) puede desarrollar la enfermedad si se tiene predisposición genética a tenerla".
Con respecto a las ayudas, ella dice: "Yo no tengo ninguna ayuda porque como estoy trabajando vivo de mi sueldo. Muchas veces me he planteado independizarme porque vivo con mis padres, pero es imposible. Por eso reclamo derecho a una vivienda. Hay enfermos que tienen una pensión no contributiva porque no han cotizado o trabajado nunca y no pueden acceder a una casa a no ser que les den ayudas".
"Como estoy trabajando también me tengo que pagar la medicación, y las pastillas que tomo son carísimas. Sólo si hago la declaración de la renta con mis padres como "hijo minusválido a cargo", les dan algo de dinero, aunque es muy poco".
En cuanto a la discapacidad, Laura expresa:"La esquizofrenia es una discapacidad psíquica. Si vas a los servicios sociales y te ve un psicólogo te reconoce el tanto por ciento de discapacidad que tienes. Actualmente dividen las discapacidades en físicas, sensoriales y psíquicas. Las enfermedades mentales deberían considerarse aparte de las psíquicas, porque en esa clasificación se encuentran los retrasados, los síndrome de Down, y la inteligencia en nuestra enfermedad la tenemos igual que antes, lo único que nos falla, es que como tomamos una medicación muy fuerte, nos falta concentración. Por lo demás, mi vida es completamente normal".
Según las propuestas que expresa, Laura dice que:"Me da mucha rabia que no haya psicólogos que te puedan atender en la seguridad social porque si quieres ir a verlos tienes que pagar. Pediría también que hicieran residencias para los enfermos que no están capacitados para vivir solas, porque cuando se mueren los padres, ¿Dónde van esas personas? También reclamaría más subvenciones para las asociaciones, porque viven principalmente de las aportaciones de los que somos socios".
Al observar este caso ocurrido realmente, me doy cuenta de que muchas personas no respetan y se dan cuenta de que las personas enfermas mentalmente necesitan el apoyo de todas las personas y no la discriminación y marginación, puesto que les afecta en su día a día y puede causarles síntomas como tristeza, ansiedad, etc, que les perjudicará en su vida diaria y sobre todo en su recuperación.
Según una noticia digital del 2010, la policía del suroeste de China arrestó al director de un refugio privado para indigentes en el condado de Quxian, en la provincia de Sichuan, bajo cargos de vender a once residentes, algunos con discapacidad mental, como mano de obra forzosa a una fábrica remota.
Esta situación es muy cruel e inhumana, puesto que el director no tiene conciencia de que estas personas tienen problemas mentales y no pueden abusar de ellos porque, en primer lugar son personas humanas y segundo, no pueden desarrollar las capacidades que el comprador desea.
Esta noticia es uno de los muchos ejemplos de abusos a las personas con problemas mentales, los cuales se han producido en etapas anteriores y actualmente, aunque hoy en día existen menos casos de explotación laboral en la sociedad, excepto en China.
En la sociedad en general, los enfermos mentales están expuestos en todo el mundo a una amplia gama de violaciones de los derechos humanos. La estigmatización hace que a menudo sean aislados y no reciban los cuidados que necesitan. En algunas comunidades, como China, son expulsados, abandonados sin comida y semidesnudos, atados y apaleados.
Los enfermos mentales también tienen que enfrentarse diariamente a la discriminación en la educación, el empleo y la vivienda. En algunos países incluso se les prohíbe que voten, se casen o tengan hijos.
Para finalizar, es necesario cambiar estos pensamientos y se pueden conseguir mediante las siguientes propuestas:
Cambiando las actitudes y aumentando la concienciación. Los Ministerios de Salud, los grupos de usuarios de los servicios de salud mental y sus familiares, los profesionales sanitarios, las organizaciones no gubernamentales, las instituciones universitarias, las organizaciones profesionales y otros interesados deberían unir sus fuerzas para educar a la población y cambiar sus actitudes hacia las enfermedades mentales, además de abogar por los derechos de los enfermos mentales.
Mejorando los derechos humanos en los servicios de salud mental. Se deben crear mecanismos de vigilancia de los derechos humanos para proteger a los pacientes del trato inhumano y degradante, de las malas condiciones de vida y de los ingresos y tratamiento involuntarios inapropiados y arbitrarios. Los pacientes también deben tener acceso a mecanismos de reclamación en caso de violación de sus derechos humanos.
Dando poder efectivo a los usuarios de los servicios de salud mental y a sus familiares. Los gobiernos deben apoyar la creación o fortalecimiento de las organizaciones de usuarios de los servicios de salud mental y de sus familiares. Dichos grupos se encuentran en la mejor posición para señalar los problemas, explicar sus necesidades y contribuir a encontrar soluciones para mejorar la salud mental en los países, por lo que tienen una función esencial que desempeñar en el diseño y aplicación de las políticas, planes, leyes y servicios.
Sustituyendo las instituciones psiquiátricas por la atención en la comunidad. Las grandes instituciones, tan a menudo asociadas a violaciones de los derechos humanos, deben ser sustituidas por centros comunitarios de salud mental, apoyados por camas de hospital para pacientes psiquiátricos en los hospitales generales y la atención domiciliaria.
Aumentando la inversión en salud mental. Los gobiernos tienen que dedicar una mayor proporción de sus presupuestos sanitarios a la salud mental. Además, es necesario desarrollar y formar a más profesionales de la salud mental con el fin de asegurar que la población tenga acceso a servicios de salud mental de calidad en todos los niveles del sistema de atención sanitaria.
Adoptando políticas, leyes y servicios que fomenten los derechos humanos. Los países deben poner en práctica políticas, leyes y servicios de salud mental que fomenten los derechos de los enfermos mentales, les den poder efectivo para hacer elecciones sobre su vida, les proporcionen protección legal y les aseguren su plena integración y participación en la comunidad.
Para finalizar, me gustaría destacar que al conocer mucha información sobre este colectivo, pienso que el intervenir con éste puede ser difícil pero no imposible, ya que antes de actuar con estas personas es relevante realizar un curso de orientación sobre esta enfermedad, para también poder trabajar con los familiares de estas personas.
Asimismo, menciono que el intervenir y trabajar con este colectivo tiene que ser complicado y que muchos de los problemas que les ocurran a estas personas pueden afectar a los profesionales en la vida externa a su trabajo. Con respecto a mi punto de vista, es uno de los temas que más respeto me da, aunque no lo dejo a un margen a la hora de conocerlo.
No obstante, la intervención directa con un colectivo es lo que me hará darme cuenta de que, si sirvo para trabajar con este colectivo o no me veo capacitada para hacerlo.